La procesión del 22 de octubre (octava de la fiesta) tiene un carácter de homenaje y despedida anual a Santa Teresa, reafirmando públicamente el compromiso del voto teresiano y del título de alcaldesa de la villa. Por eso, una vez llegada a imagen a la plaza de santa Teresa, se hace un breve acto de despedida por parte de un representante de la villa, antes de introducir a la imagen en clausura.
Es conveniente el irse acostumbrando a desfilar todos en grupos compactos de personas, a modo de manifestación, mejor que en la forma anterior de dos filas.
Se recuerda que la apertura de la puerta exterior del convento de las monjas, sin que nadie antes entre dentro del zaguán y se preparen aglomeraciones innecesarias, es el símbolo visible y solemne del paso de la imagen a la clausura, marcando precisamente el momento del Adiós final.
Acompañará procesionalmente a la imagen de la Santa el cuadro del Papa Juan Pablo II, hoy santo, que se será llevado por los miembros de la Marcha teresiana en la cabecera de la procesión. Es un modo de recordar en el día de su fiesta litúrgica el viaje que realizó como Papa a Alba de Tormes (1.11.1982).
Participarán, además de todo el pueblo, los grupos de Charras, Amigos de la Capa, Adoración nocturna, Hermandad Teresiana y la Marcha Teresiana.
Recordemos también que el Sepulcro de Santa Teresa en Alba de Tormes también ha sido destino de otro papa santo, Juan XXIII.
El cardenal Angelo Giussepe Roncalli visitó Alba de Tormes en 1954. San Juan XXIII fue papa entre 1958-1963. El papa Francisco lo canonizó en 2013. |
Y otro santo, canonizado precisamente por Juan Pablo II en 1993, san Enrique de Ossó, y fundador de la compañía de Santa Teresa de Jesús, estuvo muy vinculado a Alba de Tormes. Él organizó desde Cataluña peregrinaciones a Ávila y Alba de Tormes a finales del siglo XIX.
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