miércoles, 28 de marzo de 2012

TERESA DE JESÚS EN ALBA DE TORMES

ARTÍCULO, firmado por el carmelita albense Manuel Diego Sánchez, aparecido en el DIARIO DE ÁVILA, contraportada (28.3.2012):

ALBA DE TORMES ABRE AL PÚBLICO EL CAMARÍN DEL SEPULCRO DE SANTA TERESA

                                                                                  Manuel Diego Sánchez, carmelita
            En la mañana de una fecha tan señalada, como es el 497 aniversario del nacimiento de santa Teresa (28.3.2012), la villa teresiana de Alba de Tormes inaugura oficialmente y abre a la visita del público el Museo Carmelitano: Teresa de Jesús en Alba, del que forma parte la capilla o camarín que está detrás del sepulcro teresiano y a su misma altura, una zona de la iglesia y convento hasta ahora reservada sólo para el uso y devoción de las monjas carmelitas descalzas. De esta manera la oferta cultural y religiosa del monasterio donde acabó sus días santa Teresa aumenta considerablemente.
            Resultado de la ampliación de la iglesia en el s. XVII
            Con el nuevo museo se ha pretendido recuperar y devolver a su destino original estas piezas que se construyeron y organizaron entre los siglos XVII-XVIII con el fin de convertir la iglesia conventual en un verdadero santuario teresiano, y cuyo centro de atención lo ocupa desde entonces el sepulcro teresiano situado en el centro mismo del retablo mayor. La ampliación arquitectónica de la iglesia primitiva (1571) culminó en el 1677 (la llamada ‘obra real’), pero poco a poco fue mejorada y completada en cuanto a la decoración y colocación definitiva del sepulcro, y esto se concluyó e inauguró en el 1760. Por fin la tumba teresiana encontró aquella forma definitiva que actualmente conocemos, incluso por lo que toca al sarcófago de mármol y arca interior de plata que guarda su cuerpo incorrupto.
            Fruto de aquella nueva disposición son los dos camarines o capillas que se alzaron detrás de la pared delantera del crucero que ocupa el retablo mayor de la iglesia, en cuya parte central se contempla la hornacina con la tumba teresiana: el llamado camarín bajo de las reliquias y del comulgatorio, paralelo al sagrario y al altar mayor, con el destino de ofrecer a la veneración de los fieles desde dos ventanas las reliquias insignes del brazo izquierdo y del corazón de la Santa, una función que han venido cumpliendo hasta hace pocos años; mientras que en el plano superior, al mismo nivel del sepulcro, se hizo el camarín alto para tener acceso directo a la urna. Ambos camarines fueron ejecutados y adornados de forma exquisita, incluso con pinturas al fresco en paredes y techo, todo pensado especialmente para ese espacio sacro. Con el devenir del tiempo en ambos sitios han ido confluyendo y depositándose diversos legados y donativos hechos a Santa Teresa con el fin de dignificar y embellecer este lugar, tales como lámparas votivas de plata, muebles, cuadros y esculturas de tema religioso.
            Un canto a la personalidad y a la obra de Teresa de Jesús
Aquí está el acierto de esta restauración llevada a cabo con grande respeto de la funcionalidad sacra que tuvo siempre este espacio, como también la decisión de abrirlo a la contemplación no sólo del turismo, sino del peregrino o devoto que quiere seguir las huellas de Teresa hasta el lugar mismo de su muerte y allí donde reposan sus restos. Porque no sólo se les ofrece la posibilidad de acceder ahora al mismo sepulcro y orar en la cercanía del mismo, a muy poca distancia y a la misma altura, sino también el poder contemplar un conjunto artístico de notable valor donde todas las obras de arte están al servicio de la exaltación de la personalidad, de la obra fundacional y de la doctrina mística de esta mujer. Es como si todas estas estancias hubieran sido concebidas y realizadas como un cofre artístico digno de Santa Teresa. Por eso tienen también el carácter de museo, pero -como hemos dicho antes- un museo con intención directamente religiosa para dignificar la última morada y el sepulcro de esta mística castellana. Es evidente, por eso, que existe una lógica y una armonía en la colocación y distribución de todo ese legado artístico que deben ser respetadas. Por ejemplo, en el camarín alto del sepulcro, cuya bóveda pintada al fresco está llena de símbolos clásicos teresianos, sus paredes están también adornadas con una serie de lienzos del siglo XVIII en torno al tema de las gracias místicas de Santa Teresa. Mientras que en el camarín bajo de las reliquias, que sirve además para la adoración y  la comunión eucarística de las monjas, las pinturas y hasta las hornacinas de estatuas giran en torno a la Humanidad de Cristo (acento místico teresiano), pero ésta contemplada desde la visual de su infancia y recorriendo todas las escenas de los evangelios acerca de la infancia de Cristo y abundando en diversas esculturas del Niño Jesús, cada una con su apodo y vestidura correspondiente (como sucede siempre en el Carmelo). Todo este conjunto pensado y justificado, como se puede verificar, desde la experiencia y la doctrina mística teresiana.  
            Una zona expositiva con piezas de valor
            Para valorar la calidad de cuanto se expone en un museo tan amplio, cuya visita requiere calma y mucha atención, conviene recordar que entre las piezas mejores del mismo se halla una colección especial de más de 30 cobres con pinturas de escenas evangélicas y de santos, entre los cuales se hallan 13 del pintor holandés Abraham Willemsen (Amberes 1610-1672); también existe otra serie de pinturas sobre piedra (mármol, ágata…) de notable colorido y expresividad. Destacaríamos también la presencia de la imagen de la Virgen de la Soledad de Pedro de Mena, junto a un Ecce homo de la escuela andaluza. De otro carácter es un grande lienzo de pintor romano anónimo que, colocado en la llamada ‘escalera de Duque’,  trata de reproducir fielmente todo el escenario de la canonización de Santa Teresa (1622) en la basílica vaticana de San Pedro, cuadro único en su género.
            Con la inauguración de este museo carmelitano-teresiano Alba de Tormes se confirma en su misión de villa teresiana y así pretende ir abriendo caminos para los próximos centenarios que le tocan muy de cerca: el IV centenario de la beatificación de Santa Teresa y del Voto de Alba (2014), y el V centenario del nacimiento (2015). Por lo cual el consistorio albense ya elaboró un calendario de conmemoraciones y actividades para el año en curso que se irá extendiendo a los sucesivos. Y también ha abierto dentro de su página web un sector con contenidos e información relativos a los próximos eventos: Ayuntamiento de Alba de Tormes – Centenarios teresianos.
            La inauguración de este museo demuestra además cómo la comunidad de carmelitas descalzas ha logrado salvar todo el patrimonio que la devoción teresiana fue depositando a través de más de 4 siglos (un caso excepcional), pero que también ha sabido restaurarlo y transmitirlo adecuadamente a los tiempos actuales. Bien merece una visita todo el conjunto monumental teresiano de Alba de Tormes.

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